Encuentro matutino.. <Libre>

La brisa de aquel hermoso lugar seguía con su baile, haciendo mecer sus sedosos cabellos, la respuesta de tan bella mujer llena de desbordante sensualidad le hizo sonreír.
Beso las manos de ella, y antes de colocar una en torno a su brazo; unos dedos acariciaron los propios de manera atrevida, si era un error era demasiado tarde para pedir perdón, aun manteniendo su mirada seductora haciendo acorde con la de su compañera, acto que le hacia sentir un choque eléctrico exquisito en su cuerpo...

-" ja,ja... Gracias hermosa mujer; pero nada es mas bello que su sonrisa a la luz de este nuevo sol..."- menciono con tono divertido, jamás había conocido a una mujer así tan decidida... -" y mejor paramos ahí o se hará una eterna discusión entre saber quien es el mas bello..." - agregó al tiempo que le guiñaba un ojo y de nuevo sonreía de aquella manera.

Comenzó su andar lento por la orilla del mar, disfrutando del fresco viento salino ambos seres mostraban su natural belleza angelical, aquella playa aun estaba sola, sin contar las pocas personas que corrían por la orilla, pareciese que era privada para ellos dos, algo perfecto pensaba el ángel pelinegro -" Bella dama... dígame ¿que es lo que la trajo a bajar de los cielos? "- pregunto al ángel femenino, si mal no recordaba ella era una fiel seguidora del "Dios" que el abandonó hace tiempo, espero que no le incomodara la pregunta pero se había hecho un silencio molesto algo que no le agradaba mejor romper el hielo.

Ciertamente al ángel pelinegro no esperaba que la bella mujer le siguiera en su huía, por eso al ver que no hizo resistencia y que ahora era ella la que lo guiaba le sorprendió un poco, la penetrante mirada del ángel seguía clavada en la dama, ciertamente no quería perderse ni un minuto de los gráciles movimientos del ángel femenino mientras ella hablaba –“Guíeme, hermosa mujer… lléveme si quiere al mismo infierno si así lo desea… “- murmuro el rey, sin importarle si la mujer le escucho o no…mas sin embargo; aquellas palabras por parte de ella, hicieron que en su frío rostro se dibujara una enorme [b]sonrisa, sentía cierto desafío por parte de ella al pedirle ser mas “rápido” –“Quieres rapidez hermosa…” – pensó el ángel con picardía mientras seguía corriendo ahora un poco mas deprisa, quedando al lado de ella, la hermosa playa ahora se había convertido en su pista de carreras para ambos.
Si anteriormente les vieron como una pareja de enamorados, ahora realmente lo parecían al huir de aquella manera…
A pocos metros la “Guardia real” continuaba detrás de los Ángeles, en los rostros de ellos se notaba algo de enojo, “¿Acaso lo vieron como un secuestro?”… solo en las mentes de ellos se sabría tal cosa, vaya secuestro pues el caprichoso rey lo había permitido…
Yuda se seguía dejando guiar por las manos del ángel castaño, su respiración se había acelerado ligeramente por el trote; pero eso solo le hacia sentirse aun mejor, su cuerpo experimentaba algo muy extraño se sentía excitado por lo que ocurría en esos momentos… al poco rato llegaron a una zona rocosa, lo bastante difícil para que los humanos comunes se atrevieran a cruzar, pero ellos no lo eran, a lo lejos se escuchaban los gritos de sus guardias que gritaban su nombre desesperados…

“¡Su alteza deténgase!” decían unos “Alto ahí, ¿Que planea hacer con su alteza?” gritaban otros a la “secuestradora del ángel”…

Mas él ángel no les prestaba atención alguna, simplemente seguía saltando por las innumerables rocas, a la vez que trataba de localizar algún lugar en el que pudieran ocultarse al menos hasta que sus guardaespaldas desistieran de seguirlo. En su carrera pudo ver en lo profundo de aquel lugar un tipo de cueva; ante esto el ángel soltó la mano de la mujer para tomarla entre sus brazos delicadamente, - “Con su permiso mi dama”- le dijo en tono divertido pero sin perder su toque seductor, así pues salto lo mas suave que pudo con el ángel castaño en brazos, a la vez que se concentraba en las rocas sueltas que había en el camino haciendo que estas se elevaran y arrojándolas hacia sus perseguidores como distracción para así poder bajar a la cueva, ya dentro bajo al ángel para acorralarla contra una de las paredes de piedra presionando un poco su cuerpo con el de ella para de alguna manera cubrirla, sintiendo el calor ajeno y su respiración levemente agitada como la de él.

El cuerpo del ángel pelinegro estaba un tanto tensó por la concentración que tenia, con el fin de poder ocultar su esencia y así no poder ser descubiertos, esa era una de las razones por la que se aferro al ángel castaño; mas sin embargo había otro motivo oculto pues dentro de su ser había una necesidad de estar lo mas cerca de ella…

Al parecer esto había funcionado, pues los seres fuera después de librarse del ataque, comenzaron a buscarlos de nuevo pasando de largo por el lugar en donde se encontraban. –“Parece que lo logramos, mi hermosa secuestradora…”- volvió a decir en tono burlón a la bello ángel con aquella sonrisa que durante toda la mañana había permanecido en su rostro, esperando alguna respuesta por parte de ella.

Aquella situación molesta, se había convertido en algo divertido para el ángel de cabello negro, era como un juego de “atrápame”, mas él bien sabía que cualquiera que los viera en ese momento pensaría que eran niños jugando y lo peor que no le importaba…

Ya dentro de la cueva y al observar que logro perder a sus molestos guardias, se dedico a mirar con atención a su bella acompañante que ahora le reclamaba por la acción que había hecho minutos atrás. – “Lo siento mi bella mujer, no fue mi intención ofenderla”- articulo bajo al igual que ella, pero su tono era mas que nada divertido –“Pero como caballero que soy siempre protegeré a las damas de los “malos” ” - volvió a mencionar poco después aun con el mismo tono remarcando la ultima palabra al tiempo que sonrisa seductora enmarcaba su rostro mientras que su vista se deleitaba con la hermosa silueta de aquel ángel. –“Si, se lo fuerte y hábil que es bella dama”- pensó el ángel mientras se apartaba un poco para dejarla pasar, al tiempo que escuchaba con suma atención cada palabra que salía de aquellos hermosos labios, mirando con atención como el ángel desgarraba el hermoso vestido. –Si era realmente hermoso…- también dijo bajo, el si ella le escuchaba o no, no le intereso, pronto se vio siguiendo al tan bello ser –La seguiré a donde quiera que me lo indique bella mujer…- musito al ángel castaño mientras caminaba detrás de ella tomado fuertemente de su mano, de vez en cuando la mirada de Yuda recorría la hermosa anatomía de la mujer, tal vez era una suerte que ella no pudiera mirarle al menos por ese momento, pues por parte de él era una gran indiscreción y aunque intento no hacerlo le fue imposible pues la belleza de ella era increíblemente grande, como no mirar a tan bello ser celestial…

Ante esto el ángel no pudo contener una risa débil que se hizo sonar el la cueva, mas por el molesto silencio que se había presentado, - Disculpe hermosa Gabriela, tengo una duda… ¿A donde nos lleva este camino?- pregunto curioso al ángel femenino; a pesar de que el es el rey del mundo no conocía esa parte de su reino y no por que el no lo deseara si no por su constante guardia que no le permitían salir con la libertad que el deseaba…

La cueva era oscura y resbaladiza, un tanto difícil para andar, al menos para los mortales para aquellos dos seres era muy diferente por sus agudos sentidos, muy al fondo de esta se podía percibir el sonido del agua, tal vez de un pequeño manantial, o al menos eso creía Yuda, se sentía extrañamente ansioso por el destino que tendría aquella caminata.